PARA EL SEÑOR DEL TEPOZTECO

El pueblo mágico de Tepoztlán nos daba la bienvenida, gracias a la invitación y compañía de una discípula. El camino desde la terminal de autobuses al centro nos cansó y llegamos agitados por las altas temperaturas de un verano ocasional, que con sus cuestas arriba y cuestas abajo nos hizo transpirar por aquellas bellas calles empedradas.

Casa Fernanda abrió las puertas de su Hotel & Spa para darnos abrigo tan solo por un día, con una especial esencia aromática de Kigelia africana, así como con su incomparable olor a miel y dulzura por doquier. Sin esperar tanto tiempo, nos encaminamos a subir la famosa montaña del Tepozteco, fueron 2km de subida para poder presenciar toda la maravilla que Dios construyó con sus perfectas manos para el deleite de propios y extraños, con extensos valles de una tierra mágica sin precedentes. En ella, la energía de los grandes guerreros mexicas haría su aparición, despertando en nuestros oídos sonidos musicales de percusión, atribuyéndonos un cálido recibimiento.

Al tocar la base de la pirámide, pude agacharme como gesto de agradecimiento y de reverencia, haciendo notar o llamar mi atención una hoja que crecía a sus orillas. Con aquel acto, bordeamos la pirámide, subiendo los escalones de izquierda a derecha hasta que pudimos llegar al templo ceremonial, en donde mi mirada se distrajo al ver unos glifos extraordinarios. Fue ahí donde los altos espíritus mexicas nos esperaban, dirigiéndome al centro de la explanada e iniciándose una ceremonia indescriptible.

Entonces, vi bajar una ardiente luz dorada como fuego y una voz de mando que me decía, ‘varón quítate el anillo que tienes en el dedo mayor de la mano derecha, ponlo en el centro de tus dos manos y extiende tus brazos’. Obedecí a dicha voz, sin duda era el dios Tepozteco, y vi caer un fuerte rayo del cielo que se dirigió al anillo, para después invadir todo mi cuerpo, fue un instante que se me hizo eterno. Luego, la misma voz me dijo: ‘Sopla tres veces con tu puño cerrado y llévalo a tu corazón’; después, todo volvió a la normalidad, como una bellísima improvisación.

Bendigo la creación y todo cuanto existe. Doy otro testimonio del poder de los altos espíritus de haberme regalado una fuerza espiritual que nadie puede descifrar. Reconozco que después de una década de tener el anillo en mi poder y de darle un uso constante, nunca pude ver el labrado del anillo de plata, en donde perfectamente se distingue las insignias de las pirámides y de los soles, para el Señor del Tepozteco.

17 Comentarios

Carmen Martínez

6 septiembre, 2019 a las 18:15

Que maravilloso regalo de las tribus mexicas del tepozteco, y cuánto te ama nuestro Padre Eterno, por ese don espiritual que has recibido y sigues recibiendo y eres un ejemplo de vida y agradecida estoy con nuestro creador por ser discípula tuya, Dios te bendiga siempre, mi bendito guía espiritual

06

Sep

PARA EL SEÑOR DEL TEPOZTECO

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