Hablar de la noche mexicana es hablar de la fiesta más importante que tiene los Estados Unidos Mexicanos. Las ciudades se paralizan, muchos viajan y salen de sus lugares de origen para festejar el día de la independencia en un evento familiar o de amistad, otros asisten a las delegaciones o a las presidencias municipales para echarse el grito de ¡Viva México!

Este año nos tocó representar a personajes históricos e ilustres de México. Así, se dieron la tarea de investigar y hablar de sus obras que en vida hicieron. Con sus éxitos a cuestas y con espíritu de alegría, así como con sus presencias espirituales, nos visitaron: La Malintzin; Sor Juana Inés de la Cruz; Clementina Batalle de Bassols y su esposo (con sus cornetas, que dieron la nota a la noche mexicana); La Soldadera; Narciso Mendoza; Amalia González Caballero de Castillo Ledón; Frida Kahlo y Diego Rivera; Los hermanos Serdan; Adela Velarde Perez; el general Felipe Ángeles; José María Morelos; María Félix; Gertrudis Bocanegra y el general Ignacio de la Llave; así como los anfitriones, Antonieta Rivas Mercado y Juventino Rosas.

Este año me tocó representar al último de la lista, Juventino Rosas, quien con su espíritu musical me inspiró el deseo de comprar un violín (que para mi sorpresa fue regalado) y ya pronto tocaré mis primeras notas musicales. Al leer un poco de su historia, pude sentir su sensibilidad, su pasión pero sobre todo el amor que tenía para componer y desarrollar cinco géneros de composición, como los valses, polcas, mazurcas, schotishes y danzas. Juventino Rosas es un personaje poco recordado en la actualidad y en mi investigación quise ensalzar su memoria como en aquellos años de 1950, cuando Pedro Infante magistralmente lo interpretó en el filme biográfico Sobre las olas.

Reconozco que aprendí mucho de su obra y de su corta edad de vida. Hoy en día, nos sigue enseñando con su ejemplo, diciéndonos que la humildad es la base primordial del triunfo y de la inmortalidad. Pocos seres humanos tenemos la fortuna de reconocer y disfrutar de los dones que Dios nos ha dado y que damos a los demás. Dichosos aquellos que se dan a conocer y no caen en el juego de la ignominia ni del materialismo utópico, como suele decirse en nuestra lengua castellana….no me venga usted a mí con retóricas.

Agarrremos nuestro violín y el arco, afinémoslo día tras día, busquemos la mejor melodía y salgamos a la luz sin miedos y sin temores. Enfrentemos con hidalgía los nuevos retos de la vida y con la sabiduría dejemos la cobardía, tocando las melodías de la verdadera paz y justicia social.

In memorian al R.P. Harold Marlow Corriere en su tercer aniversario luctuoso, quien gustaba de la música y de la cultura mexicana.