Hablar de mi ascendencia es hablar de los muertos que siguen ‘vivitos y coleando‘ en nuestra existencia sanguínea y en cada célula de nuestro imperfecto cuerpo, así como en nuestro espíritu y mente. Si bien es cierto que en México celebramos con alegría a nuestros muertos, en el Perú lo hacemos con pesadumbre, cultura heredada de los viles criminales religiosos españoles, que aún gobiernan nuestras tierras. Como tradición urbana de la familia ‘Los Santos’; si no le cantamos unas canciones rancheras de tonos vivarachos y con harto júbilo a nuestros muertos, son unos valses de la guardia vieja para cortarse las venas y terminar en un horrendo féretro y nuestro cadáver en unas no tan importantes cenizas, arrojándolas al mar sin nuestra autorización (porque nos encanta el agua) porque dicen ‘que tu alma llega al cielo con un sin fin de pececitos porque son angelitos’. ¿Qué nos dice el Vaticano?. Y así seguiremos en la ignominia, rezando por los siglos de los siglos, de ‘Los Santos’, Amén.

Pero no toda noticia es pésima en la vida. Cada porción de tierra tiene sus tradiciones, su encanto, su sabor y una de ellas, es la comida. Mientras que en la República mexicana se hacen concursos de altares en el ‘Día de Muertos‘; los peruanos se mueren de hambre y la vida se les va por las huelgas de médicos y paramédicos, y es que como parte de la política del Gobierno en su mente no está celebrar el ‘Día de los Muertos’, sino el ‘Año de los Muertos’. Condecoración que ha distinguido al Perú como el primer país de mejor calidad de vida en el nivel mundial ( no lo dudo, dicen: ‘pasó a mejor vida’), según la OMS (Organización Mundial de la Salud). Error: OMM (Organización Mundial de Mortandad). Posdata.- Dicen que el virus del ébola se quedó cortito con semejante premiecito.

‘El tamal es la muerte‘

El terror no termina ahí, he recibido una noticia de último minuto ‘La Catrina‘ acaba de anunciar que no habrá vivos en México para celebrar el Día de Muertos, situación que pone en riesgo las costumbres mesoamericanas. Si a alguien le interesa este artículo para vidas futuras (sea en este planeta o en otro), por favor, digan que los mexicanos eran muy alegres, bonachones, etcétera (lo que se puedan agregar en positivo, porque cuidamos nuestra imagen), que les gustaba los tacos al pastor, los chilaquiles, las enchiladas, las enmoladas, el pozole, chiles en nogada y que tomaban un chingo de tequila; y eran cheleros, pero eso sí, no eran borrachos ni vale madres, menos nacos ni choreros, ñeros ni se diga, mucho menos culeros. Por favor, digan que eran buenos cuates, bien mamados, que todo lo veían chido. Que siempre cantaban ‘La Llorona‘ y que su voces populares más conocidas eran, ¡Órale!, ¡Ándale!, ¡Híjole!.  Mil gracias por todo, con esto me despido y me voy a todo tren, no vayan a decir que desaparecí y después termine en una fosa clandestina. Me voy agüevo con mi familia ‘Los Santos’, que de santos no tienen nada, pero en fin.  Hasta el ‘más allá‘.

‘Ahí les dejo un rico y sabroso pan de muerto muy mexicano‘