Luego fue el padre;
alegre y muy señorial,
padre de cuerpo musical.

- Un Ángel Padre -





















Mis abuelos paternos

Abuelos paternos

Porfiria Estela Velazco Dávila y Janko Živojinovic’
























Faro della Vittoria

- Trieste, Italia -














HISTORIA FAMILIAR

Por el año de 1926 (ocho años después del término de la Primera Guerra Mundial y bajo el gobierno del Presidente peruano Augusto B. Leguía), desembarcó en el Puerto del Callao-Perú, de una nave de bandera europea, el emigrante don Janko Živojinovic’, nacido en un pueblito cerca de Belgrado, ex  Yugoslavia monárquica (Reino de los serbios, croatas y eslovenos), quien vivió bajo el régimen del Rey Alejandro I de Yugoslavia y procedente del puerto de Trieste (en aquel entonces perteneciente al Imperio Austro-Húngaro y en la actualidad a Italia), huyendo de las famosas guerras de los Balcanes y demás. Militar por excelencia, hombre culto y  trabajador, inició sus primeras labores en el Perú inaugurando el primer camal y frigorífico en el Callao, y en sus ratos libres se dedicaba a la tarea de hacer embutidos caseros, para después venderlos en forma particular a sus conocidos y allegados mas cercanos.

Ese mismo año conoce a doña Porfiria Estela Velazco Dávila, más conocida por el nombre de ‘Sara’, originaria del puerto, a quien le causó impacto al verlo (hombre blanco de ojos azules y con dificuldad para hablar el español) y que no dudó en cautivarlo hasta conquistarlo. Como buena limeña y  digna trabajadora, con buena sazón, se esmeró sobremanera en protegerlo, cuidarlo  y alimentarlo. Ella sabía que venía de un Imperialismo, que en aquel entonces era peligroso, pues en el Perú se vivía una sangrienta dictadura y podría generarles problemas irreparables para sus vidas. Fue tan grande su amor y su tesón que, en corto tiempo, compraron un terreno en el que posteriormente se afincaron y construyeron su casa.  Así, echaron raíces en el distrito de La Perla, en el mismo puerto del Callao.














Faro Torre Reloj

- El Callao, Perú -


















Ya por el año de 1930 se consolidó el primer fruto de ese amor, con el nacimiento de su primer hijo varón, a quien bautizaron con el nombre de Juan Octavio y que, lamentablemente a los 8 meses de haber nacido, falleció por Muerte de cuna o como se conoce en la actualidad, de SMIS (Síndrome de Muerte Infantil Súbita).  Dicha ilusión quedó trunca y su desesperación les generó una fuerte depresión que pudieron superarla con el tiempo. Pasaron varios meses hasta lograr, en febrero de 1932,  su segundo embarazo, naciendo el 22 de octubre del mismo año Juan Aurelio (que actualmente vive), no solo el primer descendiente y semilla del mestizaje en el Perú, sino también el primer apellido peruano naturalizado de Rivoín.

En aquel entonces gobernaba en el Perú el militar Luis Miguel Sánchez Cerro (en su segundo periodo presidencial) que fue asesinado al año siguiente, un  30 de abril, por el APRA (Alianza Popular Revolucionaria Americana), hecho que desató una cruel persecución contra los militantes del mismo partido a lo largo de los años 1930 y 1940.  Frente a la recesión  que se vivía en la capital de Lima por los acontecimientos antes citados, don  Janko emigró  solo, sin su familia, al norte del Perú, para ser exacto, a  la hacienda de Chiclín (actualmente hotel ex hacienda y museo), la más grande del valle Chicama y a media hora de la ciudad de Trujillo, en el departamento de La Libertad, donde se asentó por un largo periodo a probar fortuna. Ya habiéndose acomodado como encargado del mejor ganado del valle  y con una vasta economía,  regresó al puerto del Callao por su esposa, doña Sara, y su hijo Juan Aurelio, a quien conoció teniendo ocho años de edad (niño inteligente y muy inquieto) y que cuando le regañaba en su idioma natal —serbocroata— le decía: ‘mayto…’ (¿Qué quieres?). Con el tiempo, esta expresión se quedó como un sobrenombre o «chapa», como se suele decir en el Perú.








Cuenta la historia que nunca se perdió la comunicación entre ellos














En vista de las circunstancias y del arraigo que tenía doña Sara a su pueblo, desistió de acompañar a don Janko a su retorno. Cuenta la historia que nunca se perdió la comunicación entre ellos, ya sea por cartas o giros telegráficos, hasta que a finales del mes de noviembre de 1951 (siendo aún presidente del Perú, Don Manuel A. Odría) cae gravemente enferma y  es internada en el Instituto Nacional del Cáncer, en la avenida Alfonso Ugarte  No. 825, en el Cercado de Lima (actualmente Hospital San Bartolomé),  en donde se le diagnostica cáncer cerebral.

En aquellas épocas la palabra cáncer tenía una connotación apocalíptica, pues, por lo general, los casos que se presentaban eran muy avanzados y los recursos eran muy limitados. Aun así,  fue  intervenida quirúrgicamente y salió bien de la operación; sin embargo, su corazón debilitado no  pudo resistir más y murió el 7 de diciembre del mismo año, a los 55 años de edad. Sus restos fueron velados en su casa y depositados en el Cementerio Baquíjano y Carrillo del Callao.

Don Juan Aurelio  se quedó huérfano a los 18 años de edad. Su vida cambió de la noche a la mañana, con una mirada triste y con el llanto que por dentro le mermaba empezó su peregrinar. Y así vivió, bajo la custodia de sus medios hermanos que, sin estudios y sin preparación, lo guiaron como quien dice: «ahí nos vemos».























Tan bella relación de amor

- Irma Sofía Silvia Los Santos Quevedo y Juan Aurelio Rivoín Velazco -

Los años fueron pasando como un sueño y ocho años después don Janko regresa al puerto del Callao, solo para ser acto de presencia, por insistencia de su hijo don Juan Aurelio Rivoín Velazco, en la pedida de mano de doña Irma Sofía Silvia Los Santos Quevedo y el anuncio de la fecha del matrimonio. La boda civil se realizó en la Municipalidad de Bellavista, el 19 de mayo de 1960, y luego de casi tres meses, un 17 de julio del mismo año, contrajeron nupcias religiosa en la Iglesia de la Parroquia de San José en Bellavista, ambas pertenencientes a la Provincia Constitucional del Callao. Su historia de amor fue consumada con la procreación de cinco hijos: Iván Yuri, (†) Cristiam Juan Angel (1962-1986), Milagros Guillermina Antonia, Carmen Leonor Sofía y Jacqueline Fátima.

No podemos olvidar su pasado y mucho menos dejar atrás tan bella relación de amor, no contarlo sería esconder la esencia misma de la vida, por eso me permito escribirla, porque sé que servirá de ejemplo a futuras generaciones.



Continuará…