EL MILAGRO DEL PAÑUELO BLANCO Y DE LA CHAMARRA AZUL
No era tristeza ni desilusión, sino desesperanza de sentir tanta burla de aquellos que por envidia e hipocresía pensaron en venderme la idea de compartir, en un río seco amargo y sin vida, mientras que el tráfico estaba parado por la inauguración de un paso exprés. Este fue liberado luego de unos minutos, abriéndome el paso para llegar a una hermosa plaza arbolada, donde lo primero que hice fue tomar una tasa caliente de café y un suculento desayuno, al estilo Sanseacabó. En el corredor de la Casa Blanca vi una tienda de arte de bordados y deshilados, donde me […]