FUE EL DÍA DE MUERTOS, POR EL ‘MANTO SAGRADO’

Bastaron cuatro ensayos y un quinto para homenajear a nuestros fieles difuntos con trece integrantes de la familia espiritual. Entre alegrías y tristezas acumuladas por la partida de amigos o familiares víctimas de la COVID-19, nos dimos cita en la realización de una improvisada creación artística teatral con una pequeña representación, a la cual titulé ‘La boda de los muertos’. Por medio de ella, ensalzamos y honramos a quienes nos llevan la delantera en el mundo espiritual, motivados por el ejercicio de la celebración tradicional prehispánica mexicana en la conservación del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, teniendo en el altar principal la foto de la maestra Ofelia Franco Segura, quien fuera integrante del Manto Sagrado.

La escenografía ameritaba ser todo un campo santo, mientras caminábamos entre alfombras de flores de cempasúchil, la campana marcó la tercera llamada a nuestra magna celebración, dando inicio al espectáculo con la danza de la xochipitzahuatl. Los listones rojos volaban venerando a la imagen de la virgencita de Guadalupe impresa en un estandarte, abriendo camino a nuestros fieles difuntos con un derroche de pétalos de flores multicolores, que este año se hacían presentes por medio de las actuaciones de la familia espiritual.

Una voz llegada del cielo determinó elegir dentro del purgatorio a un supuesto juez, quien uniría la vida de dos indígenas de la tribu de los mexicas en matrimonio, y que el misterio lo descubriría a partir del perdón, solo así lograría que todos los presentes y ausentes pasaran al cielo prometido. La fiesta no se dejó de esperar y se dio inicio a las pompas fúnebres, con los invitados de honor (padrinos elegidos al azar; ramo, cojín y lazo; así como una pequeña paje que derrochaba flores al caminar). La obra transcurre sorteando suertes para alcanzar la inmortalidad.

Entre danzas tradicionales mexicanas y diálogos improvisados, se logró alcanzar el misterio que encerraba dicha participación, encontrando el perdón, palabra mágica que dio paso a la elevación de nuestras almas. Así, fuimos anunciados y el mismo día se confirmó que, por aquella representación, tendríamos el privilegio de tener un sello espiritual: las protecciones que alcanzaríamos para nuestras familias y amistades, regalo de la luz de nuestro Creador. El final ansiado de salvación fue el baúl que, a la orden de Dios, se abrió, elevándose decenas de globos multicolores con pequeñas cartas que decían, ‘maestra te extrañamos’, ‘nunca te olvidaremos’, ‘estarás siempre en nuestros corazones’.

Una fuerte porra se escuchó, ‘¿Quienes somos?, Manto Sagrado’, las veladoras iluminaron el panteón y el festejo continuó, brindando toda la noche con pulque curado y deliciosos toritos veracruzanos; así como, con la estrella de la noche, el rompope de cempasúchil y de rosas. No podía faltar pollo con mole poblano, pollo con mole verde, arroz a la mexicana, chicharrón en salsa roja, nopales, salsas picosas, sin dejar de lado los tamales verdes, de rajas, mole y dulces, las tortillas bien calientitas, quesos, aguacates, camote y calabaza dulce, y el tradicional pan de muerto, acompañado de un extraordinario café de olla. Compartimos y departimos, con mucha alegría, y en perfecto orden. Solo queremos decirles con amor, que nunca nos olvidaremos de ellos, que descansen en paz y que de Dios gocen, Amén.

35 Comentarios

Rosie

15 noviembre, 2020 a las 8:30

Muy hermoso todo aquel homenaje que hicieron, muy linda la interpretacion La boda de los muertos es sin duda una de las mejores que he visto, la musica, los vestuarios, los grandes artista que participaron. Que bello que hayan hecho todo esto por ayudar a nuestros difuntos. Mis felicitaciones para todos aquellos que participaron. Muchas bendiciones.

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FUE EL DÍA DE MUERTOS, POR EL ‘MANTO SAGRADO’

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