A raíz de la inversión hecha para la construcción y extensión de la Costa Verde del Callao, que con su nueva mirada al mundo exterior nos trasporta a ver de la realización de grandes proyectos de inversión extranjera, como la gran infraestructura turística que tendrá la isla de San Lorenzo y Frontón, la cual producirá una derrama económica importante al puerto, se contempla centros comerciales gigantes, únicos en su estilo en América Latina. Una vez abierto en su totalidad el circuito de playas, se verán grandes edificios con las últimas tendencias de desarrollo de la infraestructura citadina, con diseños arquitectónicos modernos e innovadores de primer mundo.

El Callao será la nueva ciudad capital del Perú, única y representativa en el futuro, mientras que los municipios de Lima, con sus viejas y obsoletas arquitecturas, así como con sus edificios que en su tiempo fueron de lujo, hoy por hoy en decadencia y pasados de moda, pocos resistentes a las grandes calamidades que se presentarán en el futuro, se convertirán en sede comercial. Así pues, los chalacos estarán en su máximo esplendor y desarrollo, tanto en lo económico, social, político y cultural.

Realidad o ficción, sueños no logrados de nuestros antepasados, recuerdos que vienen a mi memoria desde hace más de 50 años, quienes decían que el desarrollo entraría por la islas del Callao. También escuchaba decir en sus realidades contemplativas que veían enormes cruceros, gigantescos buques que anclarían en las islas frente al puerto, islas que serían de la preferencia de muchos extranjeros para vacacionar con tranquilidad, disfrutando de la armonía y de la paz de nuestra propia naturaleza, con su infraestructura amigable con el medioambiente. Dicha visión no se escapa de nuestra actual realidad, ya que grandes empresas multimillonarias y multinacionales quieren invertir en el Perú, las cuales generarán una derrama económica turística nunca antes vista en la historia del Perú.

No podemos decir que ya es un hecho, pero sí podemos estar seguros de que vamos de avanzada y con un fuerte optimismo, abrazado con nuestra fe en los Padres de la Patria para que dichas inversiones sean un hecho presente y no precedente para  los nuevos peruanos, quienes vendrán a ocupar un espacio casi distinto del que hoy conocemos. Hagamos votos para que estas nuevas ideas  nos alienten a competir con otras naciones y así dar la cara a un nuevo mundo con altas tecnologías y capacidades para negociar y competir en un futuro cercano y próspero para nuestra gran nación. Abramos nuestras mentes y elevemos nuestras plegarias para que dichos proyectos se cumplan y jamás queden dormidos en una supuesta hipótesis o sean vistos como sueños guajiros.

¡Hagamos del Callao, lo nuevo y lo mejor del Perú!