EL DISCIPULADO EN LA PERLA DE LA CDMX

Era una noche fría y de la nada apareció la sonrisa en una invitación a bailar, donde con mi futura familia reíamos a más no poder, con unas caguamas en la mano. La noche perfecta para poder ver el espectáculo que el cabaré presentaba con un nuevo show, en la noche final del escorpión. Todas las de ganar, los astros a nuestro favor y ni se diga del poder para los nacidos del bien, y de los que caminan en la línea de la vida y del amor.

Abrigados dentro de una concha como una perla, en una calle muy caribeña, rodeados de antros, bares y comidas al paso, el discipulado miraba el cielo, con su regalo de cúmulo estelar, cobijados por los dioses menores en una fiesta poco tradicional. La ansiedad, manifestada en unos tacos de bistec, fumaba su cigarrillo a ciegas, regalándonos después una sonrisa con sabor a menta. Lo nuevo y novedoso en su vida despertaba el asombro al ambiente extraño y poco humano, vibrando la energía de otro mundo con su carita de ángel, y los acostumbrados, como si nada, escuchaban la música que los alegraba, mas sin saber que detrás de sus espaldas nos vigilaban.

Integrantes de mi familia decían tener dos pies zurdos y bailaban como en concursos de danza internacional. Era tan hermoso verlos reír y saltar después de ver terminado el último espectáculo que la vida nos quiso regalar. La security no dejaba de mirarme y custodiarme, pues le inspiraba confianza y mucha paz, y no es vanidad, porque quiso preguntarme mi nacionalidad para poder saciar su intranquilidad. La presencia de mi arcángel en la entrada del bar me seguía paso a paso sin chistar ni mistar, hasta que se esfumó, dejándome dicha y felicidad.

La noche fue tan larga que quise olvidarme de mi sesión espiritual programada en la mañana y es que un café me robó la inspiración con su compañía de ensueño, que visiblemente brillaba en lo nuestro, conquistando mi alma con una simple razón, sin descuidar mi atención. Las nubes pringaban desde el cielo y reafirmaban su perfecta presencia por encima de toda creación. Feliz estoy de que nuestra noche fuera espectacular, y el recuerdo de La Perla quedara atrás, gracias a mi discipulado que Dios me quiso regalar.

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2 Comentarios

Adriana

26 noviembre, 2015 a las 10:53

Que bonito! Que sensación tan bonita me trasmitiste después de leer tus palabras, sentí ese cariño.

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TINA

27 noviembre, 2015 a las 18:54

TU FELICIDAD Y ALEGRIA ES BIEN MERECIDA………..DIOS SIEMPRE DANDOTE LINDAS SORPRESAS………..BENDICIONES,IVANCITO!!!!!

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