PERTENECER SOLO A DIOS
Quién diría que hace diecinueve años conocería a una paisana de altura, con una escultural voz dada por las manos de Dios. Igualmente, quién diría que con el quehacer de los días la amistad se tornaría una hermandad. Hoy por hoy, me siento orgulloso de poder deleitarme con la voz más dulce de nuestra habla hispana, el don más preciado por excelencia, que del cielo llegó conquistando nuestra América.
Recuerdo las bellas manos de tu herencia musical, como el piano y el violín, que te cultivaron su gracia y su salero ancestral. Bien sabemos que seguirás teniendo el privilegio de ser cantante con tu sello singular, haciéndote única en el mundo, aunque a muchos les cause pesar o aversión en su pobre evolución.
Hoy, en tu cumpleaños, quiero desearte lo mejor para tu patria, sin nacionalismos utópicos, y que pronto dejes de vivir sobre el país. Es tu felicidad y la dicha a alcanzar, por el poder absoluto a conquistar en una casa de bioluminiscencia, en «Ah Kin Pech». Muchos desconocen tu verdadero territorio, tu grandiosa isla, tu singular mapa, en un espacio con hazañas de pelícanos y gaviotas; tal vez, sin el cansancio y sin la soledad en tus días frente al mar.
Tan solo tengo tu regalo en mi pequeño poema, que con entusiasmo efímero quedó grabado en el recuerdo de una poesía angelical, para siempre otoñar.
EL ÁNGEL DE LA DULCE VOZ
De tu mirada triste y tu carácter fuerte,
de tus raíces nos envuelves;
como la luz del faro,
como la humedad del puerto,
como la arena en la playa,
como el pasito del puente.
De tus suspiros y tu inspiración,
tu protesta y tu aflicción,
de tu llanto eres hecha toda una canción,
así como María Azul le canta al ruiseñor.
De tu sensibilidad y tu ansiedad,
conquistando el mundo vas,
con el perfume de mujer y madre,
como sublime dama nuestro orgullo será.
De guitarra y cajón,
castañuelas de tus palmas,
jacarandosa en procesión,
con candela y carbón,
como canto nuevo,
el milagro de tu voz.
Mujer sonriente y soñadora,
paloma mensajera de Dios,
poetisa y compositora
es Carmina nuestro Bendito Amor.