OTRA SORPRESA MÁS EN ESTE MES DE MAYO

Entraste a una choza hidrocálida, donde la santa cruz fue elevada en su máximo esplendor, y fuiste tú, quien a tus escasos dos años y medio de edad abrazaste con ansias la Sagrada Escritura, besándola sin parar. Nos diste una cátedra, como un perfecto profeta, al retirar toda oscuridad con tus manitas, en los yemajes que yacían sumergidos en unos vasos de vidrio, ahogándose en las aguas cristalinas que pendieron en una perturbada sesión espiritual.

Después de una lucha poco intensa, te apareciste nuevamente tendido en el piso laminado de madera, formando la cruz con tus manitas abiertas. Todos miraban tu hermoso cuerpo, tus bellos ojos, tu silencio, que decía más que palabras. De pronto, nuestro Salvador tomó posición y con un dulce susurro te llamó, diciéndote: «¡Juan, levántate!», y tú, como buen profeta, nuevamente nos diste tu nota ejemplar y atento obedeciste sin exagerar.

Al despertar del sueño profundo que me acompaña siempre en una sesión espiritual, vi a todos llorar impresionados por lo vivido. De aquellos presentes, solo uno levantó su voz para comentarme lo sucedido, porque los demás quedaron suspendidos en el hecho. Nuestro Jesús de Nazareth le dijo a la inocencia tomada: «Juan, no te desesperes, pronto estaré contigo nuevamente, serás tú el que anuncie mi pronta llegada, ten paciencia y fortaleza, porque serás el único que pararás las aguas. ¡Tú, mi Juan Bautista!» (dicen que el niño se tiró en mis brazos, besándome a más no poder).

Cuando me lo contaron recordé que nuestro salvador me decía: «Elegí estas tierras, que serán escenario de mi segunda venida porque el final está próximo». Sigo impactado y llorando en mis adentros por haber sido testigo del poder de nuestro Creador, otra sorpresa más en este mes de mayo.

Para que puedan con toda su voz cantar tus maravillosas hazañas estos tus siervos, deshaz el reato de nuestros manchados labios, !Oh, bendito San Juan!.


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