DE PUERTO A PUERTO…

Gracias a la vida que me acarició con su arena, aplaudiéndome con la suavidad de sus olas en un inmenso mar de Jalisco.

Gracias a la vida que recreó mis pupilas al conocer el glamour y su belleza singular, que con su alegría supo arrancarme millones de sonrisas en el dichoso olfateo de aromas y perfumes que se evaporaron frente a una costera, con sus tradicionales calles y callejones empedrados en su clásico estilo colonial.

Gracias a la vida que me ha regalado tanto, besándome con sus aires y sus brisas, recordando por las noches en el placer de mirarte frente a varias esculturas hechas por una mano de amigo y hermano.

Gracias a la vida por los piropos, los halagos y  las conquistas de bucaneros que luchaban dentro de un barco velero, y que terminaríamos en yelapa y majahuitas hechos cocoteros.

Gracias a la vida por pisar una playa bendita en el ocaso de un licor ardiente pasional, como fue nuestro tequila con agua de coco en la bahía de banderas, encuentro que no fue ocasional.

Gracias a la vida que me permitió volar los aires del alma de mi México, aterrizando en un paraíso de ensueños de gloriosos atardeceres y casi míticos destellos verdes de sus puestas de sol.

Gracias a la vida por haber nacido en un puerto y a otro puerto voy.




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