ABRAZÁNDOTE FUERTE

Tocaste la puerta de mi casa y vi en tus manos un libro de regalo, que no esperaba ni soñaba alcanzar, era otra sorpresa más que nunca imaginé tener en este dar. Entraste envuelto de rosa y tus páginas se abrieron, así como mis pupilas se paralizaron al ver tu rostro angelical, cayendo mis labios en tu suave y terso papel, besándote a más no poder.

Del nombre de un arcángel sin poder y sin espada, leí tus bellos mensajes. Tus palabras, que  transcritas estaban en tinta negra, me decían con tu inconfundible dulzura y ternura:  «Ámame, quiéreme», dándome aliento en mi espera a lo oculto de mi destino, que anuncia mi dicha y felicidad que aún espero con esmero.

Tu protección es la rosa que espero alcanzar en mi esperanza eterna y quiero darte las gracias abrazándote fuerte, muy fuerte.


Escribe un comentario