EL SUEÑO DE UNA FLOR QUE NUNCA SE MARCHITÓ
¿Por qué no te sueño?, si todos sueñan contigo. ¿Por qué yo no te sueño? ¿Acaso la luz de mi vida se cerró en el vivero del amor? ¿Acaso me contaminaría tan solo saber de ti? A veces me siento como una flor que nunca se marchitará, porque no dudo de los perfectos cuidados que me dan.
Se acabó el tiempo de Venus y de sus humillaciones, de sus crisis existenciales, de su terquedad y necedad, de sus indiferencias y sus desamores, porque sé que quisiste estar solo en tu jardín y revivir tus dolores de antaño, así como tus miserias espirituales y familiares. ¿Quién podrá contradecir la orden del gran maestro y tus decisiones tomadas en un equivocado albedrío? Nosotros sabemos que en el dolor está tu salvación y riego mi flor con mi oración.
Cuánta tristeza invadió mi corazón al saber que desafiaste a nuestro Creador, tan solo por haber dicho: «Que tenías el umbral del dolor más grande que el mío». La soberbia no te dejó ver la verdad, tu verdad, y caíste en tu propia ignorancia porque no fuiste capaz de defender el amor; aun perteneciendo a un nuevo jardín, te dio miedo la inteligencia y te asustaste de brillar como los demás, y criticaste mis llantos cuando tú llorabas más que yo. Tus desafíos se esfumaron por tu sinrazón, porque más tarde que temprano tu desobediencia hizo que perdieras la luz, simplemente fue tu «hoy no».
¿Por qué no te sueño?, si todos sueñan contigo. ¿Por qué yo no te sueño? ¿Acaso la luz de mi vida se cerró en el vivero del amor? ¿Acaso me contaminaría tan solo saber de ti? A veces me siento como una flor que nunca se marchitará, porque no dudo de los perfectos cuidados que me dan.