¿Cuántas orcas asesinas hay en el mundo? Hay muchas, pero están ocultas y quieren pasar desapercibidas ante los ojos de Dios, y creen ser más ágiles que la voluntad  del mismo Hacedor.  La soberbia se constituye en su alimento principal y, dominadas por la ignorancia, creen tener la razón, pero terminarán en el fondo del mar sometidas al dolor, al encierro y al llanto, en una total oscuridad. Ellas tienen una presa favorita que les ocasionará la muerte por no tener la luz del Creador; engordarán hasta reventar y sus huesos se quebrarán, porque su presa no las dejará descansar, hasta que se cumpla lo que escrito está.

Cuando más unidos deberíamos de estar, estamos más lejos de alcanzar la gloria por culpa de nuestra sinrazón. Sin embargo, sabemos que la misión que nos permite alcanzar la dicha en este planeta Tierra es servir al Creador, así como la obediencia a las enseñanzas  que forman parte de nuestro crecimiento material y espiritual en todo su esplendor.  Además, tanto la oración como el perdón, son las grandes armas para derribar a nuestros enemigos, que ocultos quieren estar. Solo así sus vendas caerán y podrán ver la verdad.

No nos engañemos con nuestros pensamientos, no se desvíen, no duden en ayudar a los demás. Ante las duras pruebas de esta vida, caminemos siempre bajo la guía de la luz. Luchemos con amor y para el amor, solo así alcanzaremos la felicidad eterna que tanto anhelamos y buscamos, no hagamos nuestra propia historia. El que no tiene la luz, nada tiene en esta vida, nada.