DEL CERRO DEL TEPEYAC A LA PERLA DEL CALLAO.
Desde México en un guacal fuiste transportada,
cobijada con las alas de tus ángeles
volaste los cielos de América,
para pernoctar en el Perú
y hacer de mi casa tu residencia.
Hoy a tus pies venimos,
para implorarte y rogarte
por todos nuestros hijos.
Y en esta oración chiquita,
tan solo le pedimos a nuestro Señor Jesucristo,
¡Líbranos del mal,
Virgencita!